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Mostrando las entradas de julio, 2018

Sueños de fútbol

Y por un momento olvidó, o no quiso recordar, que ella era superior a todos los demás. Y cayó en la trampa de su propia superioridad. Volvió sus ojos brillantes hacia Alter y le dijo: ‹‹llegas tarde››. Después de cientos de miles de millones de años, pensó en él, de pronto, como el único. No en las combinaciones que, a través de dos o tres líneas continuas, lograban traspasarla, sino en el sonido en sí de lo que una vez fue. Era ahora el equivalente de un recuerdo borroso: ondas rojas, amarillas y verdes que resonaban en el universo. La envolvía un leve recuerdo de ruidos sonoros que ya no oía, que ya no podía oír. El nuevo campo aguzaba sus recuerdos de tantos y tantos movimientos antiguos que ahora le costaba realizar. Redujo la velocidad y la energía se sumó a la totalidad de su individualidad. Sus trazos se extendieron más allá de las estrellas. A lo lejos, le llegó una señal que no pudo reconocer, pero que capturó enseguida y la guardó para la posterida

Mi mayor triunfo

H oy me ha tocado jugar el partido más importante de mi vida y no ha sido en la cancha, driblando rivales ni haciendo gambetas de las que hacía antes cuando me creía Cristiano Ronaldo. Hoy los pases y los goles de chilena con los que soñaba, van a tener que esperar. No sé cuándo pueda levantarme. Los médicos me dicen que no podré jugar más fútbol, que tal vez no pueda volver a caminar, que mejor vaya pensando a qué dedicarme, porque mi vida, la de antes, ya no será igual. La mirada de mi madre es de compasión y la de mi padre de resignación. Yo no me resigno. Mis compañeros de equipo vienen a visitarme y no saben qué decirme. Ayer vino el míster y me trajo un ramo de flores blancas, que son las de la esperanza. Me dijo: ‹‹No pierdas la esperanza, vas a regresar más fuerte››. Hablan de fe, de esperanza y de que todo está en la mente. Yo no sé si todo está en la mente, pero lo que sí sé es que voy a dejar esta cama y eso no está a discusión. Que no crean que me voy a quedar de